Por Deiby Martínez Cortés, activista, animalista y fundador de la Fundación Protección Canina Mundial
¿Cuánto vale tu perro?
¿Lo has pensado?
¿Vale lo que pagaste por él? ¿Vale lo que gastas en comida al mes?
¿Vale lo que vale una vacuna, una cita veterinaria, una cama con forma de hueso?
No. Tu perro no tiene precio.
Porque el amor verdadero no se cobra, no se negocia, no se mide.
¿Cuánto vale un ser que te espera todos los días sin condiciones?
Vale tu calma cuando todo se cae.
Vale tus risas cuando no hay motivo.
Vale la única mirada sincera que recibes en un día entero.
Vale como medicina emocional.
Disminuye tu presión arterial.
Reduce tu estrés.
Disminuye síntomas de ansiedad y depresión.
Aumenta tus niveles de serotonina y oxitocina, los neurotransmisores del bienestar.
Mejora tu sistema inmunológico.
Te obliga a salir a caminar, a crear rutinas, a vivir.
Tu perro te alarga la vida sin darte cuenta.
¿Cuánto vale un ser que nunca te ha fallado?
Tu perro no se fue cuando gritaste.
No se alejó cuando estuviste enfermo.
No te juzgó cuando lloraste solo en la sala.
No se decepcionó de ti cuando tú lo hiciste de ti mismo.
Al contrario:
Ahí estaba.
Moviendo la cola.
Acomodando su cuerpo a tu tristeza.
Entregándote el único idioma que domina: el amor silencioso.
Tu perro no es un animal. Es una declaración de fe
Es un terapeuta emocional sin diploma,
un asistente de vida para personas con discapacidad,
un guardián invisible de niños con autismo,
un acompañante de adultos mayores en soledad profunda,
un receptor de emociones humanas cuando ya no quedan palabras.
Tu perro es un miembro de la familia,
un ser sintiente,
un alma noble atrapada en un cuerpo peludo que no conoce el rencor.
¿Cuánto vale un compañero que da todo sin pedir nada?
Tu perro no exige salario.
No exige vacaciones.
No exige títulos ni contratos.
Solo quiere estar ahí.
Ser parte de tu mundo.
De tu casa.
De tu historia.
Y tú, a veces, ni te das cuenta de lo que significa.
Hasta que un día ya no está.
Entonces entiendes.
Que lo único que pedía era tu tiempo, tu respeto, tu amor.
La pregunta correcta no es “cuánto cuesta”
La pregunta es:
¿Qué ser humano serías tú sin él?
Tu perro no solo ha mejorado tu salud.
Te ha hecho mejor persona.
Más empático.
Más cuidadoso.
Más humano.
Y eso no aparece en ninguna factura.
¿Cuánto vale tu perro?
Lo que vale tu tranquilidad.
Lo que vale tu infancia cuando jugabas sin miedo.
Lo que vale ese primer ser que te amó sin condiciones.
Tu perro vale más que el mercado, más que el ego, más que el olvido.
Tu perro vale como solo valen las cosas puras:
No tiene precio.

































