Por Andrés Felipe Ochoa Mora
En Colombia, más del 67% de los hogares conviven con al menos un perro. Son miembros de familia, compañeros incondicionales y pilares emocionales en miles de casas. Sin embargo, una verdad incómoda ha comenzado a circular con fuerza: ¿sabemos realmente qué están comiendo nuestros perros?
Un video publicado recientemente por el activista animalista Deiby Martínez ha puesto sobre la mesa una de las denuncias más serias de los últimos años contra la industria de alimentos para mascotas. En él, Martínez expone con claridad los riesgos que podrían estar enfrentando millones de animales domésticos en el país por el consumo de productos que, según afirma, no tienen suficiente control, trazabilidad ni transparencia por parte de las empresas que los fabrican.
La publicación ha causado un impacto viral en redes, especialmente porque la denuncia viene acompañada de acciones legales y tutela ciudadana contra empresas que se han negado a entregar información completa sobre la composición de sus productos. La valentía de Martínez al salir en medios nacionales, como el diario La Nación, ha despertado no solo el interés público, sino una ola de solidaridad, respaldo e indignación ciudadana.
Los comentarios no se han hecho esperar: “Mi perro enfermó y nadie me dijo por qué”, “Por fin alguien dice lo que muchos callamos”, “Gracias por hablar por los que no tienen voz”. Estos mensajes reflejan un sentir colectivo que durante años se ha mantenido en silencio.
Lo que hace diferente esta denuncia es que toca una fibra íntima en millones de hogares: el bienestar de un ser querido no humano. Por eso, se ha convertido en una causa que trasciende lo político o lo comercial. Hoy es un tema de salud pública, de ética empresarial y de respeto por la vida.
El video no solo se ve, se siente. Porque cuando alguien habla en nombre de quienes no pueden hacerlo, el país escucha.
